Ojo con los Piojos




Una mañana de otoño, Paloma y Blanca iban caminando a la escuela. Eran vecinas y compañeras de clase, y vivían sólo a cinco cuadras de la escuela, así que siempre iban juntas caminando y conversando sobre las cosas de la vida…

Paloma iba volando sobre las montañas, el cielo estaba azul, se veía el mar... Y de pronto, entre la inmensidad, vio a lo lejos un enorme castillo y pensó que ahí vivía un ogro… entonces quiso volar en otra dirección pero el viento era muy fuerte y no podía girar… así que comenzó a luchar con la almohada y se despertó.

Blanca - Ay Paloma, tú siempre sueñas que estás volando. Debe ser por el nombre que tienes.

Paloma - Pues Blanca, será por eso… A mí me gusta soñar que vuelo pero no me gusta para nada mi nombre. ¿Qué tendrían en la cabeza mis papás que me pusieron nombre de animal?

Blanca - Pero Paloma, ¡si tu nombre es muy bonito!

Paloma - No lo creo. Quizás si todos tuvieran nombres de animales… ¡Jaja! Es una maldad, pero si fuera así a Débora la llamarían “piojo”…

Blanca - ¡Ay chica!

Paloma - ¡Imagínate! Si se llamara “piojo” no nos daría vergüenza en la clase decirle: “piojo, préstame tu lápiz” y la maestra le diría “piojo, pasa al frente”…

Blanca - ¡Pero qué mala eres, Paloma!

Para Paloma, su compañera Débora es una pesadilla, nunca sabe de dónde sale pues siempre se le aparece de repente y sólo a discutirle todo lo que dice.

Paloma no sabe cómo quitársela de encima… para ella el piojo es un bichito que siempre está fastidiando arriba de la gente.

 Paloma - Duerme contigo y todo, tú lo apartas y él vuelve a aparecer… Nadie sabe como vino pero le da una mordidita en la cabeza a uno cada dos minutos, que te dan ganas de meter la cabeza debajo de la llave de agua fría…

Blanca - ¿Pero por qué te llevas tan mal con Débora, dime?

Eso mismo se preguntaba Paloma, quien no entendía qué le pasaba a Débora-piojo con ella… Por qué era así, si le había compartido su lapicero nuevo, y antes siempre jugaba con ella. Paloma no duda en afirmar que es buena gente…

Paloma recuerda un día en el que conversaba animadamente con su amiga Blanca y otros niños sobre la película que dieron el fin de semana en su canal favorito.

Paloma (entusiasmada) - A mí lo que más me gusta es la parte en que “Síndrome” se cae del árbol… pum… jajaja y míster Increíble lo coge….

Débora (interrumpiendo) - ¿Cómo, cómo? Ese se llama “Buddy” y era un alumno de “míster Increíble”…

Paloma (sin darle importancia) - Ah sí, ese mismo… Entonces “míster Increíble” lo coge por el tobillo así y casi se va a caer…

Débora (interrumpiendo) - ¿El tobillo o el pie?

En ese instante, Blanca adivinó los pensamientos de Paloma y la tomó del brazo, no fuera a ser que a la Paloma se le diera por pegarle un tortazo a Débora-piojo.

Paloma (molesta) - Eso mismo chica…

Débora - Con lo pesada que está la película esa… ¡Una chorrada!

La pobre Paloma ya no podía contenerse, la malvada Débora-piojo no la dejaba en paz ni un solo día… Y Paloma pensaba que iba a decirle: “Mira: piojo disfrazado de niña, me vas dejando mi cabeza tranquila, cuantas veces te voy a decir que no soporto tu vocecita chillona criticándolo todo. Si no te callas ahora mismo te cojo y te… (¡splash!)”. Pero se contuvo y no dijo nada más.

Débora - ¿Qué pasa Paloma? ¿Por qué no sigues contando lo que te gustó de la peli? Tienes cara de enfadada…

Mientras, Paloma pensaba: “uno, dos, tres, cuatro, cinco…” y dijo:

Paloma - No, Débora, estaba concentrándome porque no me acordaba después de lo que seguía… Mira, ahora ya es casi hora de entrar, después les sigo el cuento, ¿vale?

Y se fue a clase Paloma, pensando que si a Débora la hubieran llamado “piojo”, a ella deberían llamarla “gorila”. “¡Qué malhumorada que me pongo por cualquier tontería!”.

Y así, Paloma aprendió que podía controlarse cuando está molesta, porque el malhumor no le sentaba bien y en cambio podía respirar profundo y contar hasta diez…


FIN

Actividad propuesta

En la actividad propuesta, la idea es que los niños, a partir de sus experiencias (buenas y malas), puedan reconocer maneras de resolver los conflictos.

Para esta franja de edad, el profesor va trabajar básicamente con 5 competencias/actitudes necesarias para resolver los conflictos y debe llevar a los alumnos a reconocerlas a partir del debate:

1) Entiendo que los conflictos son parte de las relaciones, pero que tener conflictos no significa que dejemos de ser amigos o querernos;

2) Expongo mis posiciones y escucho las posiciones ajenas, en situaciones de conflicto; 3) Identifico múltiples opciones para manejar mis conflictos y veo las posibles consecuencias de cada opción

4) Utilizo mecanismos para manejar mi rabia. (Ideas para tranquilizarme: respirar profundo, alejarme de la situación, contar hasta diez y perdonar cuando me ofenden; 5) Pido disculpas a quienes he hecho daño (así no haya tenido intención) y logro perdonar cuando me ofenden.

En el cuento “Ojo con los piojos”, trabajase sobre todo con la competencia 4.



Público al que está dirigido

Niños 8-10 años de edad (Situación: aula de clase).


Objetivos:

ü  Promover las competencias ciudadanas en su aspecto de convivencia y paz.

ü  Conocer y promover las competencias emocionales que se pueden utilizar para resolver conflictos en la franja de edad seleccionada.

ü  Promover la expresión oral.

ü  Fomentar la cooperación entre los niños y el intercambio de ideas.

Metodología/ Formas de desarrollo

El maestro invita a los estudiantes a escuchar el audio del cuento“¡Ojo con los piojos!” que está en el blog. Después de escucharlo, el maestro motiva a analizar las situaciones expuestas en el cuento. ¿Qué sucede en el cuento? ¿Qué personajes aparecen? ¿Qué rol cumplen en el relato? ¿Cómo te los imaginas físicamente? ¿Qué opinión tienen sobre la forma en que se resuelve el conflicto?


Posteriormente, la idea es que los estudiantes comparen las situaciones que escucharon con las de su vida cotidiana y socialicen de manera oral sus impresiones. ¿En qué se parecen los conflictos del cuento con los de su acontecer diario?